Siento que tras esta larga prisión
Soy y no soy ya la misma persona
Y mi espíritu está algo más forjado:
Aprendí del bambú la ligereza
Y de la dulce edad cierta alegría.
Si no fuese yo ahora más paciente
Y también por el dolor algo más sabia,
Estos años hubieran sido inútiles.
Y Shwedagon no es la “Pagoda de oro”
Sino esquirla incrustada en tierra seca.
¡Pagoda inmensa que hiere el azul
De un cielo amenazante de sequías!
¿Habrá indulgencia para los distintos?
Los birmanos jugamos “cara a muerte”
Y, como Gandhi, usamos la paciencia
Sin esperar que el camino sea breve.
5 comentarios:
Es increible lo que hay que ver y oir a estas alturas del siglo XXI
Me da muchisima pena, como puede existir en el mundo semejante paradoja????
Muchas gracias Surusu, me encanta tu blog
Un besin
Maria de los Angeles
Pensaba en que el texto, en pocas frases, habla profundamente de la sabiduría conquistada mediante el dolor y el paso inexorable del tiempo. Y también de la incesante patología de excluir a lo diferente.
Comparto la idea de que uno es y no es la misma persona después de ciertos acontecimientos.
Besos.
La paciencia es una virtud, ésta mujer creo que las tiene todas.
De lo que estoy segura es que nada habrá sido en valde.
Ella juega solo con la muerte, solo con la muerte podrá ser libre, pero con la muerte, puede que quizás libere a todo un pueblo.
Éstos que se ven si son mis ojos.
qué impotencia generan estas noticias, y aún así, con tanto dolor y sufrimiento, hay alguien que lo convierte en palabras, que hace un poema, que llama la atención, desde la poética.
Muy bueno!!!! y esa cara con esa máscara, es excepcional!!!!!
besitos
lilian
Este cuerpo está habitado por muchas marcas, sin duda. Marcas que ha dejado y deja el dolor fuerte día a día, y a la vez, sigue existiendo una lucha interna esperando que triunfe la justicia.
Espero, deseo fervientemente que así sea.
besos a todas/os.
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