Susuru baila lambada para sus invitados.

Bajo un cielo completamente despejado, con una Luna regordeta y contenta espiando quién sabe qué o esperando nuevamente al Sol para entregarse al amor y esconderse en la mañana, Susuru salió a la pista de baile a cantar y a bailar lambada.

Mientras tanto sus invitados descansan un poco, otros bailan con ella.

La bebida fresca y tropicalísima es a canilla libre.

Brochettes de pancetas con ciruelas, dados de queso con cerezas, bolitas de roquefort y nuez, aceitunas, pancitos untados con manteca y caviar negro y rojo.

No falta el pan casero y los salames y salamines de nuestro campo.

Truchas, trillas, salmón a la parrilla para unos y lechón y cabrito al asador para otros,

En los jardines faisanes dorados y pavos reales se pavonean entre la multitud,

Guirnaldas multicolores iluminan el espacio bailantero. El choque de las copas en el brindis de los unos con los otros multiplican los sonidos en esta noche de febrero alegre.

Caopirinha, ron bien helado, excelentes vinos argentinos de las mejores cepas son servidos a los queridos visitantes que tan gentilmente se han prestado a llegar hasta aquí.

Y mientras se acerca la medianoche y esperamos el nuevo día y a nuevos invitados más las sorpresas y premios que se otorgarán, Susuru continuará con su lambada y que la siga quien guste.