martes, febrero 17, 2009

James Joyce

"El acto de resistencia no significa sólo negarse a aceptar el absurdo de la imagen del mundo que se nos ofrece, sino denunciarlo. Y cuando el infierno es denunciado desde adentro, deja de ser infierno"

9 comentarios:

Angeles dijo...

De tu amigo, que además de tener unos preciosos ojos, tiene una mente bellísima.

«La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado. Los organismos internacionales que controlan la moneda, el comercio y el crédito practican el terrorismo contra los países pobres, y contra los pobres de todos los países, con una frialdad profesional y una impunidad que humillan al mejor de los tirabombas. (...) Los pistoleros que se alquilan para matar realizan, en plan minorista, la misma tarea que cumplen, en gran escala, los generales condecorados por crímenes que se elevan a la categoría de glorias militares. (...) Los violadores que más ferozmente violan la naturaleza y los derechos humanos, jamás van presos. Ellos tienen las llaves de las cárceles. En el mundo tal cual es, mundo al revés, los países que custodian la paz universal son los que más armas fabrican y los que más armas venden a los demás países; los bancos más prestigiosos son los que más narcodólares lavan y los que más dinero robado guardan; las industrias más exitosas son las que más envenenan el planeta; y la salvación del medio ambiente es el más brillante negocio de las empresas que lo aniquilan. Son dignos de impunidad y felicitación quienes matan la mayor cantidad de gente en el menor tiempo, quienes ganan la mayor cantidad de dinero con el menor trabajo y quienes exterminan la mayor cantidad de naturaleza al menor costo.»

Eduardo Galeano

SUSURU dijo...

PETITA: mi amigo, como le dices tú al uruguayo que tanto admiro, es un "churrazo bárbaro" (buen mozo)m pena que tiene los dientes un poco estropeados, espero que haya pasado x el odontólogo...

pero lo más importante de él es su brillantez intelectual...lo admiro por eso y no por su belleza física.

y te respondo con otro texto de él que me apasiona.

Eduardo Galeano
Baile de máscaras

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Como conejos se reproducen los nuevos tecnócratas del medio ambiente. Es la tasa de natalidad más alta del mundo: los expertos generan expertos y más expertos, que se ocupan de envolver a la ecología en el papel celofán de la ambigedad. Ellos fabrican el brumoso lenguaje de las exhortaciones al sacrificio de todos en las declaraciones de los gobiernos y en los solemnes acuerdos internacionales que nadie cumple. Estas cataratas de palabras, inundación que amenaza convertirse en una catástrofe ecológica comparable al agujero del ozono, no se desencadenan gratuitamente. El lenguaje oficial ahoga la realidad para otorgar impunidad a la sociedad de consumo, a quienes la imponen por modelo en nombre del desarrollo y a las grandes empresas que le sacan el jugo. La salud del mundo está hecha un asco y estas voces claman, en nombre de la alarma universal: ``Somos todos responsables''. La generalización absuelve: si somos todos responsables, nadie es.
Un crimen llamado suicidioPero las estadísticas confiesan. Los datos ocultos bajo el palabrerío revelan que el 20 por ciento de la humanidad comete el 80 por ciento de las agresiones contra la naturaleza, crimen que los asesinos llaman suicidio, y es la humanidad entera quien paga las consecuencias de la degradación de la tierra, la intoxicación del aire, el envenenamiento del agua, el enloquecimiento del clima y la dilapidación de los recursos naturales no renovables.

Hace un par de años, la señora Harlem Bruntland, jefe de gobierno de Noruega, pudo comprobar que ``si los 7 mil millones de pobladores del planeta consumieran lo mismo que los países desarrollados de Occidente, harían falta diez planetas como el nuestro para satisfacer todas sus necesidades''. Una experiencia más bien imposible. Pero los gobernantes de los países del sur que prometen el ingreso al Primer Mundo, mágico pasaporte que nos hará a todos ricos y felices, no sólo deberían ser procesados por estafa. No sólo nos están tomando el pelo, no: además, esos gobernantes están cometiendo el delito de apología del crimen. Porque este sistema de vida que se nos ofrece como paraíso, fundado en la explotación del prójimo y en la aniquilación de la naturaleza, es el que nos está enfermando el cuerpo, nos está envenenando el alma y nos está dejando sin mundo.

La divinización del mercado internacional, que nos vende su mitología mientras nos compra cada vez menos y nos paga cada vez peor, permite atiborrar de mágicas chucherías a las grandes ciudades del sur del mundo, drogadas por la religión del consumo, mientras los campos se agotan, se pudren las aguas que los alimentan y una costra seca cubre los desiertos que antes fueron bosques. Hasta los llamados dragones asiáticos, que tanto sonríen para la propaganda, están sangrando por estas heridas: en Corea del Sur, sólo se puede beber un tercio del agua de los ríos; en Taiwan, un tercio del arroz no se puede comer. Extirpación de los tumores del comunismo, implantación del consumismo en escala mundial: la operación ha sido un éxito, pero el paciente se está muriendo.

La ecología neutral, que más bien se parece a la jardinería, se hace cómplice de la injusticia de un mundo donde la comida sana, el agua limpia, el aire puro y el silencio no son ya derechos de todos, sino privilegios de los pocos que pueden pagarlos. ¿Es posible actuar contra la aniquilación de la naturaleza, y al mismo tiempo creer que es natural la impunidad del dinero?El bueno de Al CaponeHace tres años, en Río de Janeiro, una conferencia internacional, la Eco-92, se ocupó de la agonía del planeta. Las empresas gigantes de la industria química, la industria petrolera y la industria automovilística, que son responsables directas de esa agonía, pagaron buena parte de los gastos de la conferencia. Se podrá decir cualquier cosa de Al Capone, pero él era un caballero: el bueno de Al siempre enviaba flores a los velorios de sus víctimas. Y así, aquella llamada Cumbre de la Tierra, agradeció la gentileza: en sus resoluciones, no sólo no condenó a las empresas trasnacionales que producen contaminación y viven de ella, sino que ni siquiera pronunció una sola palabra contra la ilimitada libertad de comercio que hace posible la venta de veneno en escala mundial. Las compañías trasnacionales fueron incluidas por la Eco-92 dentro de la categoría de ``los grupos cuyo papel en los procesos decisorios internacionales debe reforzarse'', de modo que los gigantes de la industria contaminante fueron equiparados a los niños, las mujeres y los grupos indígenas.

La industria química es una de las que se viste de verde, en el gran baile de máscaras del fin del milenio. La angustia ecológica perturba el sueño de los mayores laboratorios del mundo, que para ayudar a la naturaleza están inventando nuevos cultivos biotecnológicos. Pero estos desvelos científicos de los grandes laboratorios no se proponen encontrar plantas más resistentes, que puedan enfrentar las plagas sin ayuda química, sino que buscan nuevas plantas capaces de resistir los plaguicidas y los herbicidas que esos mismos laboratorios producen.

Muchos de esos plaguicidas y herbicidas han sido prohibidos en sus países de origen, como Alemania o Estados Unidos, pero los gigantes alemanes y norteamericanos de la industria química bautizan esos productos con otros nombres y los exportan a los países del sur del mundo, donde los mecanismos de protección de la salud pública han sido desmantelados o son vulnerables al soborno. Pero tampoco los países del norte del mundo están a salvo de las tendencias homicidas y mundicidas de sus propios grandes laboratorios. En su edición del 21 de marzo de 1994, la revista Newsweek informó que en el último medio siglo el esperma masculino se ha reducido a la mitad en los Estados Unidos, al mismo tiempo que se han multiplicado espectacularmente al cáncer de mama y el cáncer de testículo. Según las fuentes científicas consultadas por la revista, la intoxicación química de la tierra y el agua es la principal responsable de estas calamidades.

Lidia M. Domes dijo...

También podríamos aceptar que si el infierno existe es parte de nosotros mismos...

Abrazos,

Lidia

JoP dijo...

"La generalización absuelve: si somos todos responsables, nadie es"

Entre tanta lucidez, hoy me quedo con esa frase.

Besos.

SUSURU dijo...

JOP: no hay duda que las palabras de Galeano son muy lúcidas y siempre me invitan a seguir reflexionando....
gracias por llegar hasta aquí.

besos

SUSURU dijo...

Lidia: buena reflexión.
besos

Lirium*Lilia dijo...

Muy buen texto has elegido, para reflexionar y mucho. Y la imagen me encanta. Un beso.

Rina dijo...

de acuerdo querida Su.... lo que se comparte es como una canasta que se carga entre dos o más....
deja de ser pesada cuando te ayudan.
buena reflexión.
rina

ROBERTO dijo...

recordé la peli "El infierno tan temido"
por qué? no sé.

besos