1) El nombre de las enmascaradas es Soledad, porque, en realidad, son la misma persona. La primera enmascarada es Soledad en el momento de terminar la carrera. La segunda es Soledad cuando ya disponía de su pequeño restaurante en Argentina.
2) La joven Soledad cuenta con unos veintipocos años y la otra, madura, puede contar con unos cincuenta y pocos.
3) Soledad se licenció como publicista y ejerció esa profesión hasta los cuarenta años aproximadamente. Posteriormente, cambió la forma de ganarse la vida y se hizo, junto con Ricardo, cocinera.
4) El relato aparece a continuación y lo he denominado Soledad, en honor a su protagonista y al tema central del que trata.
Soledad
Con el paso de los años, Soledad llegó a detestar su profesión, ya que sentía que su cometido era convencer a la gente de la necesidad de comprar productos innecesarios. De hecho, muchas veces, cuando se tomaba un café doble en la cafetería del hotel correspondiente, charlando con cualquier persona que se encontraba, repetía que su modus vivendi satisfacía las frustraciones de su padre. Esto se convirtió en una perorata eterna en sus momentos de soledad.Un día, mientras almorzaba en un restaurante en la Plaza San Marcos de Venecia, se sentó a su lado un hombre:
- Scusi...- comenzó en un acento italiano forzado.
Pronto Soledad descubrió que la nacionalidad del desconocido era argentina. Como ella había visitado más de una vez aquel país, comenzaron a charlar sobre sus costumbres. Iban de una conversación a otra, hasta que desembocaron en la profesión de cada uno de ellos. Soledad se sorprendió del hecho de que Ricardo- ese era su nombre- no tuviera un trabajo fijo; simplemente, trabajaba para conseguir dinero y de ese modo viajar. En cambio, Ricardo se sintió atraído por la profesión de ella, ya que algunos de los anuncios más importantes que se emitían habían sido diseñados por el equipo de Soledad.A la noche decidieron cenar juntos en la vieja casa de una cocinera encantadora, donde Soledad solía ir cada vez que se hospedaba en Venecia. Ya en el postre, Ricardo le comentó que se quedaría tan sólo un par de días más, pues tenía que regresar a su país. Esa noticia entristeció a Soledad, con una melancolía inusitada, ya que durante todo el tiempo que habían compartido se había sentido tranquila y feliz, incluso se había olvidado de un sentimiento de abandono que arrastraba desde la niñez. Como única respuesta a ese anuncio, Soledad pidió un par de copas de Fernet e intentó concentrarse en disfrutar esa velada.A la mañana siguiente, la voz de Ricardo cantando la despertó. Él se acercó a la cama y la saludó con un buen día susurrado. Entonces Soledad comprendió una terrible verdad que se había ocultado a sí misma: durante toda su vida, desde la infancia hasta ese momento, no había experimentado la felicidad. "Cuarenta y cinco años de desamparo, de negación de mí misma", murmuró.En la Avenida San Martín de una ciudad al sur de Buenos Aires, Soledad cuenta con cierta repetición obsesiva cómo decidió abrir un pequeño negocio de comidas. Incluso Ricardo bromea con los parroquianos sobre los estragos de la edad. El establecimiento está adornado con fotografías realizadas en diferentes lugares del mundo; sin embargo, justo en el centro de la pared principal, hay una de mayor tamaño que muestra el cartel de la casa de comidas donde cenaron por primera vez.
Olivia Vicente Zamora, 19 de julio de 2009
la podrán visitar en : http://melibea-misletras.blogspot.com/
gracias MELIBEA por participar!!!!susuru
6 comentarios:
Es psicóloga la dueña de este escrito?
Qué narración de locos!!! (bueno, de cuerdos, cuerdos!!!)
Me atrapó. Es lo que solemos hacer en este país.
Felicitaciones, escritora!!!
¡Hola, Roberto! No soy psicóloga, pero me gusta observar a la gente. Desde hace tiempo escribo y, para ello, me detengo en retener comportamientos propios y ajenos.
Gracias por tu felicitación. Te espero en mi blog las veces que desees. Gracias a Susuru, gente como tú puede conocerme.
Un abrazo y hasta pronto
¡QUé bonito relato Melibea!!
Es...taaan... real?
O quizás será que roza la realidad, no sé.
Besos, besos, más besos
Bellísimo relato. Y sí, la vida tiene esas cosas... Algunos tienen etapas tan tan diferentes, pero siempre es bueno si es para ser feliz.
Un abrazo.
MELIBEA: pondrás un restaurante en mi país?
avisame cuándo es la inauguración.
Salu2
¡Cuantas personas deambulan por el mundo cómo Soledad! Viviendo la vida que viven porque se desarrolla frente a ellas como un camino a descubrir, pero con un sentimiento íntimo de infelicidad, de descontento. Esa pequeña gotita de acíbar que empeña apenas una sonrisa, pero que la hace destellar cuando encuentra, "a la vuelta de una esquina" ese su verdadero destino y por fin, abandona la Soledad.
Hermosísimo relato Melibea.
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