Charlando con Kim Festival de San Sebastián,
–En su última película, El arco, volvemos a encontrar, como en Hierro 3 y La isla, a un personaje principal que no pronuncia palabra alguna, ¿qué papel juega el silencio en su cine?
–Mis guiones originales incluyen siempre diálogos al principio. Luego, durante el proceso del rodaje, los voy omitiendo y sustituyendo por gestos o expresiones. Así, el público al verla empieza a crear los diálogos por sí mismo.
–En El arco, la historia se vuelve a desarrollar, como en sus primeras obras, en un entorno natural alejado de los ambientes urbanos; toda la acción se desarrolla a bordo de un barco, después de dos películas que transcurrían en una ciudad.
–Mis películas se ambientan en general más en lo rural que en lo urbano. Personalmente, prefiero el ambiente rural y tradicional. Busco mostrar en la naturaleza aquello que teníamos y se ha ido perdiendo. En el mundo moderno hay muchas comodidades, pero también muchas dudas. Mis films están llenos de contradicciones, como nuestra vida constituye una continua contradicción, como las dos caras de una moneda, como el negro y el blanco, el bien y el mal. Yo intento mostrar los dos extremos, que además creo que siempre están unidos de alguna forma.
–Sus películas, eminentemente poéticas, también traen buena dosis de sordidez y violencia.
–Sí. En este mundo en el que nos ha tocado vivir hay muchas formas de violencia, como la guerra de Irak o lo que están haciendo los Estados Unidos en Afganistán, y vemos esa violencia en la televisión. Pero el mundo cotidiano está repleto de violencia cotidiana. Esa es la que a mí me interesa.
–Alguna vez usted ha mencionado la importancia del pintor Egon Schiele en su formación. ¿Qué le ha aportado a su actual oficio de cineasta su experiencia como pintor y fotógrafo?
–Schiele expresa el dolor y la tristeza en sus cuadros. Una parte de mis películas están relacionadas con ese tipo de expresión. Pero no quiero enseñar la suciedad y la pureza, lo admirable o lo reprobable, sino que intento hablar de cosas extremas que se unen. Todo es una unidad. He aprendido a reconocer que los colores blanco y negro son los únicos que existen, son en realidad un solo color. Los conceptos opuestos no tienen, en realidad, naturaleza contraria. No es fácil transmitirlo en una película: a veces me sale bien, otras no.
–En su cine es importante el tema del aprendizaje, a veces de la mano de una persona, otras por los golpes de la vida.
–Los ancianos de mi cine suelen ser maestros que demuestran lo que han vivido y superado. Tienen mucha experiencia vital, son casi como dioses y enseñan a los demás personajes. Así se muestra el círculo de la vida. Después de aprender en la vida, llega el proceso de enseñar. Aunque en El Arco, el hombre mayor aún no es un maestro como tal. Es todavía un ser humano con su conflicto interior, lucha con un deseo que no lo deja en paz... No ha llegado al punto de sabiduría del protagonista de Primavera, verano, otoño, invierno... y otra vez primavera, quien ha hecho todo un proceso de aprendizaje para ser sabio como los ancianos. Pero atención: con mis películas yo planteo preguntas, las respuestas están en los espectadores. No pretendo hacer películas con respuestas unívocas ni conclusiones definitivas. Eso sería peligroso. Cada uno interpreta las metáforas visuales de una forma distinta, cada espectador tiene su propia experiencia y eso le aporta su punto de vista. –En El arco hay un personaje que porta un objeto, un arco, con una carga tan simbólica como el palo de golf del protagonista de Hierro 3. ¿Qué función cumple para usted el simbolismo de los objetos en su obra?
–Uso conscientemente los objetos para que los espectadores no vean sólo lo evidente o lo que sucede, sino también otra dimensión. En las películas de Hollywood se entiende todo al verlas una sola vez. En las mías no siempre sucede así, por lo que dije antes. Las segundas y terceras visiones siempre tendrán significados diferentes.
–¿Considera necesario trasponer la barrera del físico para llegar al espíritu? En Hierro 3 volverse invisible, en Primavera... atravesar la prisión, en El arco la muerte...
–Hay que traspasar esa barrera. Sin embargo, no tengo la certeza total de que haya que eliminar el cuerpo.
Josefina Sartora: intérprete
EL ARCO : les dejo este video como una mini síntesis de lo que se puede apreciar en la película. Mi sugerencia: hay que verla. Es muy poética, está matizada de muchos silencios. Trata acerca de la historia de un hombre mayor con una jovencita a la que no puede poseer....de allí en más, la película, los efectos del director y lo que cada uno como público puede apreciar. Kim Ki Duk, es también el autor y director de Otoño, Invierno, Verano y Primavera. Sirva esta como referencia. Si la ven, ojalá les guste. O al menos sea útil para invitarnos a reflexionar sobre el valor que en occidente se le da a los mayores, entre otras tantas cosas, que lograremos apreciar. Con ese propósito la he posteado hoy. Susuru
3 comentarios:
Para mí, todas las películas de Kim Ki Duk son excelentes, pero el nivel de poesía alcanzada en el arco me parece que supera a las demás.
Que bueno el post.
Besos.
a mi me cuesta mucho entender el silencio, y si estoy mirando una película tiene que atraparme mucho para no quedarme dormido, por eso, creo que esta no la iría a ver.pero uno nunca sabe.
igual agradezco por el post
jop: coincido con vos, pero no sé si es para hacer una recomendación en forma generalizada para que la vean.
joluis: agradezco tu sinceridad.
gracias por venir, los seguiré esperando.
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