"Cierra el ojo y mira;
lo que viste antes ya no existe;
y lo que verás luego
no existe todavía”
Leonardo De Vinci
Escuché nombrar como "estética del
parpadeo"6, la imposición actual de las nuevas
formas de filmación: video clip, publicidades, y
programas televisivos.
Parpadear es una defensa orgánica, un
movimiento del ojo frente al fulgor o la
luminosidad excesiva. El parpadeo es una
forma de renovar la humedad, de volver a ver,
de continuar contemplando. Ahora bien, si el
ojo parpadea es por que el objeto visible no es
fugaz, da tiempo a que el ojo corra sus
párpados por un instante. Cuando las cosas se
invierten, cuando la imagen parpadea, el ojo
se fija, se queda tieso, quieto, atrapado en el
cambio continuo de la imagen, sin posibilidad
de cerrarse para renovar sus líquidos. “Si el
hombre no cerrara a veces soberanamente los
ojos terminaría por no ver ya lo que merece
verse”. René Char7
La “estética del parpadeo” seca el ojo.
Parpadear nos permite re-poner la mirada. El
parpadeo es una forma de la temporalidad. El
cambio continuo de imágenes exige que el ojo
se esfuerce en ver y no logre mirar.
Forzar la mirada es quedarse con los
ojos abiertos, para poder atrapar el instante
que sucede en un abrir y cerrar de ojos.
Dice Héctor Freire: "¿Como es el sueño
de quien tiene los ojos sin párpados?".
Parpadear nos ayuda a soñar.
Por otro lado la lectura de un libro nos
invita a parpadear, los fragmentos marcados
por la insistencia de la lectura son producto
del propio parpadear. Los buenos libros tienen
algo para mostrar, se "dan a ver" en la
lectura, y para eso hay que abrirlos, correrles
la tapa y bajar la cabeza. Esta es la ventaja
que tiene el libro en relación a otros objetos:
una cosa es darse a ver y otra ponerse frente
a los ojos. Habría que diferenciar entre lo
visible y lo evidente, lo evidente hace escaso
lo visible.
Lo que "se encuentra o se pone delante
de los ojos" es precisamente lo obvio, término
recurrente en el lenguaje del adolescente,
como respuesta a algo sabido y que no genera
la menor sorpresa. Para la escucha de quien
escribe, el término “obvio”, se presenta como
una respuesta que cierra el diálogo, limita la
comunicación, reduce la posibilidad de pensar.
El espectador del video clip y el activo
espectador del zaaping, ha aprendido a
fragmentar los relatos, a capturar minisecuencias
y a recomponerlas en su archivo
de imágenes.
Esta nueva forma de acceder a las
imágenes fílmicas en micro secuencias
relativamente arbitrarias, este nuevo
espectador de múltiples relatos se conforma
con saber un poco de cada cosa en la ilusión
de percibir todo, de comer con los ojos una
gran picada de imágenes. Este nuevo
espectador de historias paralelas ha
comenzado el zaaping en la búsqueda de la
elección de un programa y ha terminado
haciendo del zapping una forma de programar
su mirada.
La intensidad puede estar en la
demora, en la discontinuidad que crea el
parpadear, como una forma de saborear el
alimento visual, aunque cada vez más la
intensidad es tramitada por la rapidez y la
continuidad, generadores de la inmediatez, la
cual anula la percepción de múltiples registros
en función del vértigo. Podemos diferenciar lo
intensivo de lo excesivo. La intensidad puede
prescindir del exceso.
Frente a la pantalla, cuando la imagen
es fugaz, la única forma de incorporarla es
someterse a la repetición. Frente a la
fugacidad, no se trata de contemplar, sino de
atrapar, retener, para poder comprender la
escena que trascurre a velocidad.
También se apela a la exhibición de
varias secuencias, que se intercalan para
renovar continuamente el interés, que
decaería si se tratara de una sola historia.
La mente del observador en primera
instancia va a intentar recomponer en una
secuencia lógica tradicional, lo que el video
clip muestra fragmentariamente. Luego,
viendo que es imposible pues no responde a
un orden de secuencias, se va a entregar a un
cóctel de imágenes sucesivas, no
secuenciales, que no se articulan en un orden
de con-secuencias.
6* Exposición realizada por Elina Matoso, ateneo del
MOTRIC (Movimiento de trabajadores e investigadores
corporales para la salud).
7* Char René, Papeles de Hipnos, citado por Régis Debray
en Vida y muerte de la imagen, historia de la mirada en
occidente, Buenos Aires, Paidós, 1992.
TEXTO: Fragmento de: "El fin del Cuerpo en el Principio del Milenio" de: Daniel Calmels.
En una etapa que me estoy dedicando a investigar, entre tantas cosas, el tema de las miradas, el cuerpo, la imagen, recordé estas letras de Daniel Calmels y sentí que debía darles un lugar en este espacio para quienes quisieran leerlo, conocerlo y descubrir una poética creativa sobre el cuerpo, sólo como D.Calmels sabe exponer.
A Daniel Calmels lo conocí personalmente por 1ra. vez en el Instituto de la Máscara., lugar del cual proviene casi toda mi formación creativa. Me enamoré de su decir, de su claridad de conceptos. Y este fragmento que aquí expongo, para que conozcan, forma parte de una exposición que el autor realizó en el Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos, en Argentina, al cual asistí y que me abrió los ojos, la mente a otros decires, a otros pensares, a otro modo de comunicación creativa.
Este fragmento menciona también a Elina Matoso: fue una gran maestra mía, y a ella va mi gratitud por enseñarme a observar otras escenas, otros, gestos, nuevas máscaras.
Sin duda que en este post estoy dejando un pedacito de mi transcurrir por esos nuevos caminos que fui descubriendo al querer despojarme de rigideces, armaduras, mochilas, que ya eran obsoletas para continuar conmigo.
No puedo dejar escrito como es la emoción que voy sintiendo a medida que fui posteando estas letras. Ojalá logren descubrirlas y disfrutarlas. Susuru
2 comentarios:
Cuanro hacía que no escuchaba "esos ojitos ..." con o que me gusta. Gracias por el rescate.
Un beso.
Omay
no hay por que dar gracias. fue un modo de ponerle música al texto del "parpadeo estético".
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