Hijo Mío, quisiera estar seguro de haberte enseñado... A disfrutar del amor, A confiar en tu fuerza, A enfrentar tus miedos, entusiasmarte con la vida, A que pidas ayuda cuando la necesites, A tomar tus propias decisiones, A ser una buen amigo de ti mismo. Quisiera estar seguro de que aprendiste... A decir o callar según tu conveniencia, A quedarte con el crédito de tus logros, A no estar pendiente de la aprobación de los demás, A no absorber las responsabilidades de otros, A ser consciente de tus sentimientos y a actuar en consecuencia. Quisiera estar seguro, hijo mío, que aprendiste... A poner límites, A sostenerlos, A tomar más riesgos, A aceptar los cambios, A realizar tus creencias, A ser capaz de llenar primero tu copa y luego la de los demás, A planear tu futuro pero no vivir en él. Me gustaría, hijo mío, que hayas aprendido... A valorar tu intuición, A tomar tus propias decisiones, A hacer de la comprensión y el perdón, tus prioridades, A aceptarte como eres, A disfrutar la diferencia entre los sexos, A aprender de los encuentros y de los fracasos. Me gustaría, hijo mío, que te permitas reír a carcajadas por la calle, sin ninguna razón. Pero, sobre todo, quisiera que hayas aprendido A no idolatrar a nadie, Y a tus padres, menos que a nadie. Jorge Bucay
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