De: Graciela Cohen
NO SOMOS MÁQUINAS
Hay momentos donde sentimos “el crujir del albergue”, como llaman los españoles a una gloriosa estación del alma tejida entre la desesperación y la esperanza, es precisamente en esos instantes que el espacio donde habitamos nos resulta pequeño y un malestar repentino viene y va.
Son momentos en que clamamos por la recuperación de un sentido claro. Como borrachos vivimos en un presente difuso, viendo doble lo singular, agrandando lo pequeño, chocando con lo grande y aplanando lo complejo. Niebla y confusión.
Es entonces cuando “cruje el albergue” que tenemos en el cuerpo, en el alma o en los otros, y la sensación de ajenidad no es un problema sino un llamado de emergencia que nos dice: ¡Atención, has sido atrapado por la máquina de la insania errante, y estás pasando a pertenecer a una colectividad anónima ... Atención. Es el tiempo del valor. Es el tiempo de las pruebas. Es el tiempo de abrir los ojos en medio de la noche y dejar que el alma tome la dirección!
Entonces empezamos a recordar que...
No somos máquinas
Somos un proyecto de la vida, de Dios, del amor de nuestros padres o de la casualidad, como más nos guste. Lo que es innegable es que crecemos y cambiamos, y nuestras experiencias de vida nos achican o nos fortalecen, nos endurecen o nos ablandan.
No somos máquinas.
A pesar de los intentos de forzarnos a encajar con un plan exterior, sigue viva una espontaneidad vital que nos sostiene, portamos un mecanismo, pero no somos máquinas.
Desde que nacemos un sentimiento de ser yo el que soy, empieza a unirnos con nosotros mismos, sentimos el cuerpo y nos damos cuenta de nuestras necesidades; lloramos o nos quejamos si algo nos duele o tenemos hambre, y nos relajamos satisfechos en el paraíso de unión con nuestro cuerpo si todo está bien.
Después de un tiempo, llevados por algo más grande, nos miramos en el espejo y nos reconocemos, volvemos a vernos mañana y seguimos viéndonos, sabiendo que somos los mismos de ayer.
No somos máquinas
La fidelidad a esta verdad nos ayuda a permanecer en el descubrimiento, y sabemos que somos reales cuando nos damos cuenta de que podemos cambiar sin ser otro. Esto hace que nuestra vida sea nuestra. Tener esta consciencia nos relaciona con un sentimiento de pertenencia.
No somos máquinas
domingo, febrero 04, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Formulaciones y formulaciones. Ideas y frases maravillosas se elazan, se entrelazan y se despliegan. Captamos su sentido y nos vemos reflejados allí. Sentimos que necesitamos de esos sentidos.
¿Cómo hacer para que esas palabras se hagan carne, y ACTO concreto, más allá de la bella formulación?
QUERIDÍSIMO JOP: siento que este es el desafío al que nos invita la Vida cotidianamente.Certezas???? Incertidumbre????? Supongo que será El camino de la búsqueda, el camino del Encuentro, como bien diría J Bucay......
Publicar un comentario