“Al bajar a tierra me di cuenta de que la mochila que llevaba sobre mis espaldas pesaba tanto como el siglo que acaba de terminar, que había llegado el momento de detenerme y de mirar lo que contenía, sacar una a una todas las piedras y darles finalmente un nombre, catalogarlas y después decidir si era el caso de llevarlas conmigo o, en cambio, de abandonarlas.
De repente, en esa tierra desconocida y sin embargo tan familiar, comprendí que la nuestra es también la historia de aquellos que nos han precedido, de los que han escogido hacer o no hacer. Han sido esas elecciones las que han construido, como el carbonato de calcio en una cueva, la invisible estructura de nuestra persona.
Un niño que nace no es una pizarra limpia sobre la que se puede escribir cualquier cosa, sino una tela en la que alguien ha trazado ya la trama de un bordado: ¿recorrerá ese camino marcado por otros o escogerá uno diferente? ¿Continuará calcando el surco trazado o tendrá el valor de salirse de él? ¿Por qué uno rompe la urdimbre y otro la completa con ciega diligencia?
¿Es en verdad sólo nuestra esta vida y éste es el único espacio de luz que se nos permite atravesar? ¿Acaso no es una crueldad demasiado grande jugárselo todo en una sola existencia? ¿Comprender, no comprender, equivocarse, enfrentarse?. Un solo latido separa el nacimiento de la muerte, abrimos la boca para decir <
Fragmento de: "Escucha mi voz". S. Tamaro
1 comentario:
Desde mi óptica, venimos al mundo con " deberes a cumplir" , elecciones que hemos hecho . El libre albedrío con que fuimos dotados, nos permite elegir los modos para cumplir el fin . Cuando está logrado es el momento de regresar a un lugar que imagino maravilloso , supongo que habitado por Dios y aquellos que amé y me amaron . Ni victima ni verdugo. En definitiva YO.
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