Sensación de aguacero
se me doblan los huesos
mi alma pende azul del precipicio
Baten rebato mis tímpanos alertas
barcos de velas naufragan en mi sangre
Todo corre en mi cuerpo
cual si mudas sirenas anunciaran histéricas la guerra
así mis uñas viajan sobre la piel del brazo
y el estómago vierte su locura de jugos amarillos.
Es el miedo.
Es el miedo.
Que sola estoy.
Ninguna piel a mi piel acompaña
Nadie puede habitar mis parietales
Vivir conmigo trémulas pesadillas
Sólo mi voz me salva
Mi voz apenas audible en tanto viento
Mi voz que hace esfuerzos por consolar la cintura
Qué no se doble el árbol!
Qué no lo bote el viento!
Jamás pensé estar hecha de cristales
Ser esta frágil versión de mujer enfebrecida
Tener tanto terror entre las manos
¿Con qué cara envejeceré?
¿Con qué fuerzas enfrentaré
la soledad terrible de la muerte?
¿Quién me despojará del huracán
que sopla inmisericorde sobre mi pelo de lana?
Miro mis ojos redondos parpadean asustados
Tengo ganas de abrazar mi sombra
Me da pena su espanto de animal ante el rayo.
Cuanta conciencia razón y pensamiento
yaciendo inútiles ante los quejidos
del cuerpo que se desata en llanto.
2 comentarios:
Confieso ser miedoso y que el miedo me impide muchas cosas, pero jamás encontraría tantas palabras enhebradas de la forma que lo hizo esta autora para describir mi propio miedo.
Saludos.
"Cuanta conciencia razón y pensamiento
yaciendo inútiles ante los quejidos
del cuerpo que se desata en llanto."
Estar aquí, nos llena de temores y nos enfrenta con el tiempo, el deterioro, la nostalgia de lo perdido. Es la naturaleza humana la que sufre en cada palabra, dicha y no dicha.
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