Le tengo rabia al silencio
por lo mucho que perdi
que no se quede callado
quien quiera vivir feliz
Un día monté a caballo
y en la selva me metí
y sentí que un gran silencio
crecía dentro de mí
Hay silencio en mi guitarra
cuando canto el yaraví
y lo mejor de mi canto
se queda dentro de mí
Cuando el amor me hizo señas
todo entero me encendí
y a fuerza de ser callado
callado me consumí
Le tengo rabia al silencio
por lo mucho que perdí
que no se quede callado
quien quiera vivir feliz
1 comentario:
Bellísima poesía.
En la simpleza del juglar que anda caminos con su guitarra, surge inmensa la claridad del sentimiento humano. De ese hombre simple y sencillo que, en definitiva somos todos.
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