La casa blanca de Villa Lugano era amplia, cómoda, con su jardín mantenido muy cuidadosamente. Hasta se podía divisar desde la calle Zuviría el impactante colorido de flores y arbusto. El cantero de los malvones púrpura, la verde hiedra trepadora enhebrada de blancos y perfumados azahares. El pino centenario, los rincones de lavanda y el rosal. Un rosal lleno de pimpollos amarillos entre los cuales, orgullosa, desafiante, soberbia, en una rama, abría sus pétalos una rosa negra.
Lili, de 30 años, compartía esa vivienda con Pilo, su papá, y el Tata, su abuelo de jóvenes 85 años a quien adoraba.
Lili era de esas personas que nunca estaban demasiado alegres, pero tampoco triste. Hablaba poco. Estudiaba mucho. Tenía pocos amigos. Jamás le conocí un novio, un festejante. Era excelente vecina y muy respetada por sus compañeros del Poder Judicial.
A Pilo no sé como describirlo. Tenía una mirada extraña. Nunca miraba a los ojo. No apretaba la mano al saludar. A veces, parecía fragmentarse. Pero sentía una atracción especial por las mujeres. Y no justamente la atracción que despierta el amor ni los buenos sentimientos., la seducción, los afectos. Era raro…
Repentinamente Lili enfermó. El cáncer fue tan agresivo que con un vómito de sangre le anticipó el final.
El Tata se apoyaba desconsolado en su bastón mirando el cuerpo. Otra vez le tocaba enterrar a una mujer de su familia. La única que le quedaba.
Pilo no demostró nada. Ni angustia, ni dolor. Ni una lágrima. Estaba como siempre: Raro…
Transcurrieron los días. Silencioso y pesados, igual a todos los días que pintan a los barrios humildes, habitados por gente trabajadora.
Pero…….
La casa blanca era una inmensa nube: gris, negra, roja, naranja, violácea. Se escuchaban ruidos extraños. Las veredas se poblaron de vecinos que observaban perplejos.
Se estaba quemando la casa blanca del barrio.
Pilo miraba feliz su obra. Había llegado a rociar con combustible todo: paredes y muebles. Estaba contento. Su rostro había cambiado. Se notaba que estaba disfrutando.
La casa se quemaba.
El Tata estaba adentro.
mayo 1997
8 comentarios:
Amiga mía, que gusto ver un texto tuyo en el blog. Me jacto con la más descarada de las inmodestias de haberte invitado, en alguna oportunidad, a compartir con nosotros tu mundo interior articulado en tan cristalina prosa.
Me alegra verdaderamente.
cambia mi pensamiento rápidamente para ubicarse en la trama de este corto cuento..... encierra tantas cosas., eso de no apretar las manos al saludo es algo singular..... siempre me llamó la atención esto puesto que allí se nota el carácter..... y qué decir cuando evaden la mirada....... muy diferente es leer que la protagonista está muriendo de cáncer a su edad juvenil y la angustia del abuelo....... qué impresión......
pero ese final........ tan inesperado...........
los contrastes son lo que aquí veo........ si la casa es amplia y cómoda y a la vez está en un barrio humilde... y Lili que no hablaba mucho y trabajaba en el poder judicial........
el incendio...........
un ensayo muy conmovedor..........
y triste.,
ri
Tan interesante como deprimente Su !!! Qué GRAAAAAAAN escritora sos !!!
También como a vos, como a Ri....siempre me han impactado las actitudes de las personas............
Los que no miran a los ojos cdo hablan, qué esconderán ?, la mano blanda al saludo..........el cáncer que devora a una joven...................Definitivamente hay gente que se lleva sus secretos a la tumba !!!!
Vaya SU, me he quedado con ganas de leer mas, muy corto, muy bueno. Te felicito!!
Esther
Que triste este cuento Su!!!
Muy bien escrito, capta inmediatamente la atencion del lector...me deja pensando en lo que sucedia en la mente de Pilo, en lo que queda oculto, interioridades, secretos...por que quemo al Tata...
Besitos,
Lorena
No puse mi comentario enseguida de leerlo, porque me dejo muy triste. Me quede muy pegada a la trama. Tiene misterio, es un toque que me interesa.Y si pienso en los elementos por separado me imagino que hay mucha simbologia y trato de decifrarlo.
Te felicito Vivi
Bonito Su, pero me supo a poco, esperaba mas, que envidia me dais los que podeis expresar por escrito vuestras ideas o pensamientos
gracias preciosa
besin
Què bien escribìs Su.....mientras te leìa pensaba en Horacio ´Quiroga. El tambièn es asì con sus cuentos: preciso, detallista, generoso en el relato.
" un rosal de pimpollos amarillos entre los cuales, orgullosa, desafiante, soberbia, en una rama.. abrìa sus pètalos una rosa negra."
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