Son muchas las causas por la que los árboles enferman y más aún las que debilitan a los hombres.
Cuando en un árbol la enfermedad está muy avanzada resulta difícil salvarlo, se pudren las raíces, se hincha el tronco, el proceso se interrumpe y las hojas, privadas de linfa, caen.
Cuando un hombre enferma se piensa inmediatamente en un virus o en una bacteria que probablemente está pero nadie se pregunta de dónde viene, por qué se ha insinuado en su interior, por qué precisamente hoy y no hace un mes,en esa persona y no en esta otra que quizá estaba mucho más expuesta al riesgo de contagio.
¿Por qué con el mismo tratamiento uno se cura y otro sucumbe?
Basta con que un rayo roce la corteza de un roble centenario para que se desencadene la destrucción, en esa hendidura se introducen bacterias,hongos, y coleópteros que en breve se propagan en detrimento de su vida.
Los frutales se vuelven frágiles cuando pierden la verticalidad.Un pino puede crecer incluso si está doblado por el viento pero no un albaricoquero: es la perpendicularidad perfecta con relación al suelo lo que le permite vivir y fructificar.
Para destruir a un hombre, para que se enferme, ¿qué se necesita? ¿Y para curarlo? ¿Qué significado tiene una enfermedad en el curso de una vida? ¿Condena? ¿Desgracia? ¿O quizá una ocasión imprevista,un don valioso que nos ofrece el cielo?
Fragmento de: S.Tamaro-Escucha mi voz
1 comentario:
El Fragmento sobre los árboles...impresionante la comparación con las enfermedades...cuan cierto amiga, podemos ser como robles, fuertes, frondosos, cae el trueno de la enfermedad y nos convertimos en un arbolito pequeño, sensible al mínimo embate del viento. Con fortaleza, con esa fortaleza que solo viene de Dios, le ponemos buena cara al mal tiempo.
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