domingo, diciembre 23, 2007

Eso Dicen. de: Helena Cordero

Dicen que hablar no cuesta nada. Parece infalible la sentencia. Se cae la boca con el grito, pesan las palabras como

trenes frenéticos que atropellan las noches, el compás del corazón, la forma de peinarse. Alguien pronuncia dos palabras y se desploma el paisaje en la ventana, deja de salir el agua por el grifo o sale con desgano, sin sed que la recoja. Dices adiós y algo se quiebra, puede ser el espejo o su imagen, alguna cosa que guardabas, la secreta esperanza de un algo impronunciable, su cobarde mudez. Podríamos andar ligeros de voz y de preguntas, dos o tres dudas como globos que estallan sin ruido, sin misterio. Pero las palabras se cargan de sal y de sonidos llegan a pesar tanto que un día nos matan de memoria, de silencio, qué le vamos a hacer, si estamos más hechos de palabras que de huesos y hablar nos cuesta todo.

Quién puede asegurar lo que asevera la poetisa en el último tramo con ese revelador: "y hablar nos cuesta todo"???

Será algunas veces??? Será siempre??? Alguna vez les sucedió??? Y cuando precisa que nos cuesta todo: a qué podremos atribuírle como todo? ¿Qué es todo?,: la juventud, la adultez, la profesión, la amistad, el amor, la vida...?

Sigo pensando.....¿Me pueden ayudar con sus pensamientos o sentimientos???

Prometo responderles desde mí. Susuru

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces sí y a veces nó
depende de la situación
FernandoG

Anónimo dijo...

¿ De quién es el texto?. me agrada como ha simplificado , con talento literario, el significado del habla como expresión última,quiero decir con esto,de la revelación del ser interior.

Hablamos para comunicarnos y a veces para manifestar cómo somos. Y allí creo apunta tu pregunta : decir " nuestras verdades" desde el fondo de nuestro yo
interior . cuesta mucho " cuesta todo". No es fácil poner en palabras heridas interiores , carencias , miedos, conflictos , que moldean la vida de cada uno.

"Dicen que hablar no cuesta nada ", a mí siempre me ha costado , pese a ser reconocida como de una " gran facilidad de palabra". En mi carrera docente siempre me dirigí a la comunidad de mis escuelas, sin papeles en la mano ; sólo los utilicé en dos oportunidades y por la magnitud de los actos : en el Centenario de la muerte de Sarmiento y en 1998 en el Homenaje al Libertador el 17 de agosto porque ambos se realizaban frente a las autoridades de la ciudad.

Apareció un miedo: perderme en el hilo discursivo. Como ven saber usar el lenguaje no significa verdaderamente hablar, a eso le doy otra categoría.

Ustedes mismas, amigas, pueden darse cuenta que de mí no hablo mucho ( no hay que contar tampoco, les aclaro) o que ante la mágnifica apertura de algunas de ustedes, escatimo comentarios. Otro miedo: hablar puede significar herir , sobre todo cuando no se conoce bien a quien se tiene enfrente .

Su , sos excelente terapeuta y mejor buceadora ........

Te va un abrazo , extensivo a todas.

Anónimo dijo...

Querida Su:
Se me acusa y no sin razón, de no ser el más claro a la hora de definir cuestiones del alma.
No me resulta sencillo, muchas veces, expresar con claridad, incluso con valor, lo que pasa por dentro.
Puede que lo que se gesta en el interior se enmarañe y por eso cueste tanto decirlo. Deja de ser claro para nosotros mismos.
Admiro a quienes pueden ser sabios con ellos mismos. Aquellos que facilmente detectan la punta del ovillo de todo lo que pueden decir y se les hace sencillo expresarse como si contaran un cuento.
Un beso grande,
Molo

Anónimo dijo...

Eso digo:

El silencio no mata las palabras: las contiene. Una palabra es un silencio pronunciado, un silencio explicado, un silencio que dejó de ser silencio.

Pero una palabra no abarca el silencio: el silencio tiene pausas, matices, colores, imágenes, sonidos; es algo más que las palabras: es éso que queda cuando todo esta dicho.

¿Porque las plabras matan mi silencio? ¿Porque mi silencio no puede decir con palabras lo que calla y necesita decir, para volver a ser silencio?

¿Porque una palabra es el fin de todo?

¿Porque en el silencio que rodea ésa palabra no hay un nuevo reencuentro?

Palbras, palabras.... solo encuentro silencio después de pronunciarlas. Es ese silencio, el del otro, el que me aterra. En el mío, encuentro palabras que describen lo que callo.

Aunque algo más profundo las cala, las sostiene, las contiene. Porque no son mis palabras las que me abarcan. Es mi selencio.


Claudia Elena Kurz