A veces suelo ir al Parque de la Concordia a sentarme debajo del añoso ombú, el único del lugar.
Siento que es como ir a la casa de un amigo fiel para que me abrace. Y me quedo reflexionando profundamente acerca de los diferentes misterios que nos presenta la vida cotidianamente.
Y mientras pienso y reflexiono, acaricio una raíz que está fuera de la tierra..
La miro. La miro y observo. Y visualizo una forma, la de un ser humano descansando.
Sin dejar de posar mi mano sobre esa raíz, intento captar algún mensaje oculto en esa forma, en ese rústico marrón añoso, arrugado, algo roto y agrietado recostado sobre el verde césped recién cortado del parque.
Los rayos de sol se colaron por esas grietas e iluminaron mi mente.
Y con esa tibia luz matizando el instante en el que siento que vos, que yo, que nosotros, que ellos, que todos, somos como ese árbol.. Y que las cosas viejas o muertas es semejante a todo aquello que descansa en nuestras raíces. Es lo que nos sostiene para podernos elevar en el follaje de nuestras vidas y acercarnos hacia lo más alto.
Sigo pensando y me digo: Conocer y mantener limpias y sanas nuestras raíces nos arraiga en cualquier suelo…es nuestra riqueza interna que nos sostiene, de allí provienen nuestros frutos y nuestros pájaros libres. Al mismo tiempo me voy dando cuenta que un árbol sin bichos, sin savia, sin hojas y sin pájaros carpinteros que hieran su corteza, quizás no tendría vida.
Las heridas y las llagas son parte de la vida de este ombú, de este árbol, que me da sombra, que me cobija, que me permite venir a visitarlo. Y me doy cuenta que me gusta ese y no otro cualquiera porque anida vida en él y sin embargo permite que lo lastimen..
Todo esto le aporta diversidades que vuelven a sostenerlo, a erguirlo, a renovar su follaje y a recomenzar como sostén de un nuevo ciclo en su función de continuar dando vida…cubriéndose de colores, de fragancias, de mariposas, de gotitas de lluvia, de savia, de esperanza, aunque sean muy visibles sus cicatrices, algunas más recientes que otras.
Yo misma con mis caricias guardo en ese lugar mis fracasos, mis recuerdos buscando consuelo para mis días tristes y savia nueva para volver a empezar, para conectarme con las pasiones alegres, para construir nuevos modos de transitar este Parque de la Concordia.
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3 comentarios:
me gustó!!!!
saludos
.............se me ocurre q de pronto el ombú se humanizó !, o será q los humanos cuando nos ponemos añosos.......nos parecemos al ombú ? No a un ombú cualquiera ! ...... al ombú del Parque de la Concordia !!! ???
........................Braviiiiiiiisimo Su por darte ese tiempo de iluminación !
GRACIAS por invitarnos a "probar" otros espacios...otros momentos !!!
qué importante para mí es ese ombú, ese parque y fundamentalmente que mantenga su nombre. no me gustaría escuchar la palabra discordia y menos asociada con ese espacio, con ese lugar mágico, con ese ombú al que hoy mismo visité y me senté a leer y escribir conectandome con la naturaleza.
vivir en armonía, agradecer por estos lugares y trabajar para que perdure la concordia en nuestras relaciones.ç
gracias por venir a visitarme!!!!
besos
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