Cada vez que muere un hombre,
todos morimos un poco,
nos sentimos como un golpe
del corazón revulsivo
que se crece ante el peligro
y entre espasmos recompone
la perpetua primavera
con sus altas rebeliones.
Somos millones. Formamos
la unidad de la esperanza.
Lo sabemos. Y el saberlo
nos hace fuertes; nos salva”.
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