En la pared hay un agujero blanco, el espejo. Es una trampa. Sé que voy a dejarme atrapar. Ya está. La cosa gris acaba de aparecer en el espejo. Me acerco y la miro; ya no puedo irme.
Es el reflejo de mi rostro. A menudo en estos días perdidos, me quedo contemplándolo. No comprendo nada en este rostro. Los de los otros tienen un sentido. El mío, no. Ni siquiera puedo decir si es lindo o feo. Pienso que es feo, porque me lo han dicho, pero no me sorprende. En el fondo, a mi mismo me choca que puedan atribuirle cualidades de ese tipo, como si llamaran lindo o feo a un montón de tierra o a un bloque de piedra.
ELINA MATOSO: El Cuerpo Territorio Escénico
2 comentarios:
Me encanto tu "BLOG" es mas me parece que esta muy bien enfocado, ordenado con diversidad de temas relacionados y un toque de distinción, agradable para la vista y el leerlo te enfrasca y la verdad también te enseña muchas cosas, mi opinión personal en definitiva te felicito.
Y, sin embargo, lindo o feo, soy yo el que se ve en el espejo. Tal vez quiera verme de la forma que no soy. Pero nada en mi es o todo blanco o todo negro. Soy una mezcla de muchas cosas, y esa mezcla es la que se refleja en el espejo, que a veces no me gusta mirar. A. Quintana
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