viernes, febrero 15, 2008

A veces escalamos la noche.

A veces escalamos la noche

sombra a sombra,

la llenamos de orillas y recuerdos,

de islas y asteroides rotos.

La envolvemos en el velo secreto de una luna

nunca amanecida

y la colmamos de lágrimas

hasta inundar de enero el insomnio.

Subidos al último escalón de la torre,

la vigilia se hace eterna

y la memoria camina en círculo

alrededor del abismo.

Sentimos la desnudez del arco sin flecha,

el disturbio interior del hueso,

el dolor astillado de la médula.

El alma es entonces

un triste muro derribado,

la soledad de un liquen

que crece

entre los restos de un naufragio.

Y cuando llega el alba

y el calor del sol

nos pone de nuevo

el chaleco salvavidas,

nos aferramos al tiempo

y nadamos sin tregua hacia la costa.

©Fernando Luis Pérez PozaAprilia, Italia, 9 de diciembre de 2006 FOTO: Puerto Madero - Buenos Aires - Argentina

2 comentarios:

JoLuis dijo...

"Y cuando llega el alba
y el calor del sol
nos pone de nuevo
el chaleco salvavidas,
nos aferramos al tiempo
y nadamos sin tregua hacia la costa."

¿será que a pesar de todo, siempre estamos dispuestos a reintentar????

Anónimo dijo...

el que niegue no haberse sentido así: miente!
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