martes, junio 29, 2010

No me gusta la rutina. Susuru

“Le temo a la rutina, dónde el espíritu y los ensueños están prisioneros de la asfixiante continuidad.
Amo el vuelo, lo impensado, la gran aventura de dar un salto
Y abandonar la oscura disciplina de que todos los días todo sea igual."
Autor: Disraeli

y Uds, cómo se sienten con la rutina? tienen ganas de decirlo aquí?

viernes, junio 18, 2010

Tengo dos nuevos regalos!!!!

del blog: http://romantiquices.blogspot.com
Gracias, muchas gracias amigas por estos regalos que ya están ornamentando un lugar especial de mi casa.

sábado, junio 12, 2010

Las pieles de la piel. Susuru

El disfraz, la máscara y el maquillaje son pieles que hiper-resaltan lo envuelto, remarcan el exceso, para ir desenmascarándolo con distintos objetivos; terapéuticos, lúdicos, escénicos.
La piel del cuerpo si bien es envoltura, cobertura es expresión de desnudez.
¿Qué se desnuda en un cuerpo desnudo? Formas, volúmenes, colores, tersuras, amores y odios de aceptaciones y rechazos.
Aquello que nos cubre, que se regenera ante la herida, se sensibiliza ante los roces, las miradas, se endurece y agrieta y es cuero-protector, nos enfrenta al des-nudo, es decir, nos muestra des-atados.
¡Qué paradoja la del ser humano, vivir con este pelaje que lo cubre cuando lo desnuda!!
fuente: kiné nro 74

viernes, junio 04, 2010

Aprendiendo...Relato de Susuru.

La existencia es tan sólo una mezcla extraña De finales y principios.

Mi niñez transcurría en una casa chorizo construida con algo de cemento, madera y mucha chapa. Siempre me hicieron notar que no era mía. Era la casa de mi abuelo que, a cinco años de morir mi abuela, se había casado con una italiana rústica que salía a colgar las sábanas enfundada en tapado de piel y pulseras de oro No habiendo cuartos suficientes, yo no sólo compartía el dormitorio con mis padres, sino que además tuve que compartir mi cama con mi única hermana, cuatro años menor que yo. Nos acostaban en forma invertida para aprovechar mejor el espacio. Su cabeza quedaba a la altura de mis pies. Evoco hoy ese espacio como el lugar de las carencias, de los límites, que imponía la presencia del cuerpo de mi hermana. Un espacio que por más de tres años me había pertenecido sólo a mí. En esa cama, yo jugaba, saltaba, cantaba, hacía piruetas…....hasta…..hasta que fuimos dos las que tuvimos que ocupar el mismo lugar…..¿Qué lugar? Sólo escasez para repartir. Con los años me fui dando cuenta de la fuerte carga afectiva que significó para mí compartir algo de mi privacidad: mi propia cama. Manchas, fragancias, y pálidos colores habitaron mi cuerpo. Con estas vivencias comencé a construir mi imagen que se iba revistiendo de costras duras de piel, , para no sentir, para no dar permiso de entrada al goce. Aparecía ya en aquel momento en forma no conciente la capacidad de transformar, soportar y saltar obstáculos. Así fui creciendo...Cuanto más grande fue la herida, más gruesa se hizo la coraza....hasta que un día, después de muchos, muchísimos años comencé a llorar como un bebé.

Desde entonces, por las noches, Me gusta oír las estrellas, Son como quinientos millones De cascabeles…………(*) Saint-Exupery(*) DERECHOS RESERVADOS cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia